Fantasmas (26 de agosto de 2019)

No hace bueno ni tampoco malo. Se está bien. Es una tarde perfecta para pasear, pero una "rumia" te persigue desde la mañana. Quizá...

Quizá toque hoy encarar el pasado. Quizá, hoy que tienes fuerzas, hoy que sientes que lo dejaste atrás, hoy que estás entera y hace tiempo que huiste y que eres otra... que eres otra, dices.
Así que te maquillas, estrenas nuevo rojo de labios(¡otro!) y coges el metro. Llevas en tu bolso una nueva lectura por comenzar... los libros siempre te hicieron sentir segura.

Sales del metro y comienzas a andar. Reconoces las calles que vas dejando atrás, calles que en su día te dirigían a la belleza, calles que quizá pudiste llamar hogar.

Caminas, caminas, caminas... sigues caminando y maldices no ir con las mallas y las zapatillas. Te encantaría echarte a correr, sudar estos kilómetros que antes tanto significaron. No trajiste las zapatillas, pero eres feliz así. Aprietas el paso mientras los patinetes que lo inundan todo te alcanzan. Sonríes. No hace falta un patín para estar segura que ahora todo va sobre ruedas. Sonríes de vuelta al metro. Sonríes llegando a casa. Y sabes que aunque no tengas todo, nada te falta. Eres feliz y los fantasmas solo son sombras alojadas en tus recuerdos. Es bueno saberlo. Es bueno honrarles de vez en cuando con un pensamiento.

Hay días que hay que visitar ciertos fantasmas (demostrarte en pocas horas que los dejaste atrás, que todo lo que hiciste desde entonces se parece a la supervivencia) y agotar el asfalto bajo tus pies

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