Alguien te quiere (18 de junio de 2019)


Hablo al muerto que eres hoy, que descansas (ya por fin), que te desprendes de la carga del presente y que esperas, tumbado, envuelto en papel brillante, atado, separado por un cordón policial, a que un juez de guardia diga que (ya por fin) puedes irte.

Hablo al muerto que eres hoy, al hombre o la mujer que fuiste hace escasas horas, hasta ese dolor punzante que te congeló el pecho mientras conducías calle Atocha arriba; hasta ese sabor metálico que te subió a la garganta al fracturarse el centro de tu pecho por el aguijón de una navaja malquerida; hasta ese empujón que sobrevino tras el atropello, cruzabas a pocos metros del paso de cebra, quizá corrías porque estabas a punto de perder el 32, y vino el fuerte oleaje, la vida que se te escapó a deshoras, ondeante y caliente, contra el cristal del escaparate de la taberna.

Con este batiburrillo de palabras hablo al muerto que eres hoy.Y por ende hablo a todos los que están a punto de llorarte sin saberlo. Imprudencia, destino, un mal azar y el susurro de tu ausencia amenaza con inundarles.

Hablo al muerto que eres hoy, al hombre o mujer que eras hace pocas horas, al niño que no hace tanto aprendía a bailar la peonza, al muchacho que dio el primer beso, la mujer que superó su primer techo de cristal, el hombre que no tuvo miedo a llorar, la mujer que se descalzó de sus tacones y dijo "adelante".

Deshago las frases y hablo al muerto que eres hoy y, aunque el presente viva ya para ti siempre congelado, y el futuro se haya convertido en la quimera que no vivirás, alguien te quiere. Ahora mismo. Ahora, que lees estas líneas, alguien te está queriendo aunque ya no respires. Ese alguien, aún, no ha dejado de sentirte vivo.

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