Julio-Agosto

27 de agosto

Tras un fin de semana de desastres capilares me enfrento a posibles desastres laborales. Toca pintarse los labios de rojo. Afrontar con fuerza y entereza.

Hace unos días acudí con Ana a uno de esos conciertos de clásica al aire libre que tanto le gustan y que me está enseñando a amar.

La música barroca que nos envuelve me hace plantearme cosas. Siempre es así.

La semana pasada empecé un taller de 3 sesiones con Marina (¿Con quién si no?). Quiero pensar que me ayudará de nuevo a llenarme de la efervescencia de la escritura.

Quedan apenas cuatro días, ¿quién me ha robado el verano?


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